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Tiermes

Raíces y ramas - I

Para llegar hasta el País Basari hay que recorrer 600 kilómetros desde Dakar. Aunque Senegal es uno de esos lugares en el mundo donde conviene medir las distancias con horas mejor que con los kilómetros debido a la precariedad de sus carreteras. Mamur, el conductor, conducía ajeno a las normas de circulación que obligan a transitar por la derecha. Eran los baches, y no las normas, los que definían el lugar de la calzada que ocupaba la furgoneta mientras devoraba kilómetros y polvo a partes iguales. A veces nos cruzábamos con otro vehículo y parecía que ambos conductores estuvieran retándose por ver quién era más temerario y se apartaba en el último instante. Al final, Mamur daba un golpe de volante y el sonido de la bocina del otro camión era lo único que nos alcanzaba en aquella carrera de obstáculos. A los lados de la carretera aparecían pequeñas poblaciones, cabañas construidas con bases de hormigón, pero ribeteadas con techos de caña. Fuera, las mujeres negras con sus coloridos vestidos trajeteaban cargadas de cestas y manojos de hierbas, y los niños correteaban mirando con sus ojos grandes la furgoneta que no se detenía ante los vendedores de mangos. Casuchas diseminadas en un horizonte partido por la carretera, la sabana africana como escenario sin otro telón de fondo que la calina bajo el sol infinito.

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