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Trazas una línea... - y III

Trazas una línea... - y III

En un libro sobre las desamortizaciones de Madoz y Mendizábal encontré un mapa de la provincia en el que Montejo quedaba fuera de los límites, expulsado a un limbo, daba igual que ese limbo se llamara Segovia que Guadalajara. Sentí un instante de indignación, como si aquella demarcación geográfica fuera fruto de un acto de mala fe al margen de la época en la que hubiera sido cometido. En seguida recuperé el sentido común y el del humor, y me reí de mí mismo. Soria, como toda Castilla, tierra de laderas romas y de horizontes planos, sembrada de trigo y de piedras, frontera secular entre moros y cristianos, campo abierto para el que lo quiera caminar.
Acaso los emperadores y arquitectos implicados se sentirían orgullosos en sus tumbas si supieran que su Gran Muralla es una de las 7 maravillas, y la única visible desde fuera de la atmósfera. Acaso los que perpetraron el Muro de Berlín se llevarían las manos a la cabeza si supieran que Roger Waters escenificó The Wall sobre sus ruinas y las tiendas de souvenirs venden sus pedazos.
Y yo preocupándome por una línea de trazo ilusorio, como ilusorias fueron las pretensiones de los que levantaron castillos y murallas, porque el tiempo y el sol se lo comen todo, dejando para la posteridad monumentos a la ambición, al miedo y al poder, después de haber arruinado el presente de aquéllos a los que les tocó sufrirlos.

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