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Tiermes

Ramas y raíces - V

Uno de los atractivos de visitar el País Basari era ver con nuestros propios ojos el árbol más grande de todo el país. Pese a lo esperado no era un Baobab, ni un mango, sino una seiva, otro portento de la naturaleza que alcanza alturas y posee una constitución sorprendentes. Los superlativos siempre me han hecho desconfiar. El rascacielos más alto, el hombre más rápido, el dictador más cruel... Que alguien en algún lugar, en algún momento, haya corrido más rápido no quita mérito al que llegó segundo, igual que no resta desprecio el dictador más cruel al que lo fue un poco menos. En las cercanías de Valderromán hay unas encinas que llaman milenarias. La última vez que leí sobre ellas databan su edad en ocho siglos. Y son tan gruesas, había oído decir, que ni siquiera diez jóvenes cogidos de las manos logran abarcar la más gruesa de ellas. La seiva que el guía nos llevó a ver era impresionante, tanto como el resto de seivas que habitaban aquel lugar antiguo, apartado incluso de los nuevos tiempos que empiezan a llegar como el viento a Senegal.
El País Basari se encuentra en la cima de la única montaña del país: 400 metros de altitud. Sólo se puede llegar a pie, así que emprendimos la marcha con la serenidad que da haber subido caminos más empinados. Los Basari son lo más parecido a lo que debió de ser una tribu africana en tiempos antiguos. En Senegal conviven varias etnias que también pueblan Mali, Gambia y Guinea. La wikipedia cuantifica la diversidad étnica en wolofs 43%, peuls 24%, sérères 15%, diolas 4%, malinkés 3%, soninkés 1% y “alguna etnias menos numerosas y más locales” entre las que encontraríamos a los basari. Todos, por lo general, han ido acondicionando sus vidas a los nuevos tiempos. Dakar recibe una inmigración difícil de soportar en un país que sufre la despoblación de sus campos -¿les suena de algo?- pero Dakar no es Itaca y las sirenas cantan desde el mar, por eso los cayucos parten de esas playas en un viaje imposible. Los basari, sin embargo, parecen estar al margen. Son pocos, y ocupan un lugar suficientemente remoto como para que no les molesten ni llegue hasta ellos los ecos de unas ilusiones que no son las suyas.

1 comentario

JK -

En Tunez rige una ley urbanística que dice que no se pueden construir edificios mas altos que el mas alto de los árboles del país.
A los que padecemos de vértigo esta idea nos parece de lo mas "sostenible"
Saludos.