Misere mei - V

La historia de Isabel es la historia de Núria, y la historia de Duna, así que vayamos por partes. Isabel es comadrona, una mujer determinada a dar a conocer a las futuras madres la posibilidad de dar a luz en casa, o al menos en un lugar algo más natural que la fría sala de un hospital. Las razones no son estéticas, o románticas, sino de sentido común. Así se te quedaba el cerebro después de oírla hablar. La oí porque Núria me invitó a escucharla.
- He decidido que quiero parir en casa, Óscar, y quiero que conmigo esté mi familia, que son mis amigos. Si aceptas venir tienes que conocer antes a Isabel, es ella la que va a llevar mi parto.
Ante una cosa así uno traga saliva, pero fui, claro: al menos escucha lo que te van a decir, que las palabras son palomas, ya lo dice mi madre, y uno no sabe el mensaje que te van a traer.
La principal queja que tenía Isabel sobre el sistema sanitario residía en el protocolo que se le aplicaba a un parto. La sanidad ha evolucionado tanto en su vertiente técnica como en el de la burocracia, pero ha descuidado la faceta humana. La madre es tratada en los hospitales como una paciente, desplazando el centro gravitacional de este acontecimiento al médico que es quien toma las decisiones. Desde el momento en que la mujer rompe aguas y aparece por la puerta del hospital es tratada como una paciente, encamada y monotorizada. Lo de la posición en la cama (litotomía) es doblemente contraproducente. Para empezar se retrasa la evolución de las contracciones y por tanto se frena el proceso de dilatación. Las hormonas que facilitan este proceso se quedan atrofiadas, esperando una señal que no llega. Lo más lógico sería que la madre diera paseos para favorecer ese proceso y, llegado el momento, continuara de pie, en cuclillas, para ayudar con algo tan básico como la gravedad, a que el niño salga del útero hacia el mundo de fuera. La posición encamada favorece solamente al médico que podrá contemplar los esfuerzos del niño y la madre sin coger una mala postura. En cuanto al proceso hormonal que se ha frenado en su momento, es puesto en marcha de nuevo cuando el servicio médico decide que ha llegado el momento, es decir, no cuando la madre ha dilatado, sino cuando ha convenido según la programación general, los cambios de guardia y demás circunstancias totalmente ajenas al proceso natural. Para colmo, la hormona que se había inhibido es inyectada ahora por vía venosa.
Por otro lado está la episiotomía (incisión para ampliar la apertura vaginal) o directamente las cesáreas, que son una práctica demasiado común en nuestros hospitales, tanto que es frecuente nombrar un parto vaginal en el hospital como si fuera natural. Por no hablar de los enemas preparto, cuya aplicación ni siquiera está indicada por la OMS. Pero parto natural no es simplemente un parto "sin", sino aquel que se produce gracias a la maravilla de la fisiología, y en el que los procedimientos obstétricos se aplican únicamente en caso de necesidad. Es lo opuesto al parto medicalizado, atendido por la obstetricia convencional, en el cual la tecnología sustituye la fisiología de la mujer, desvirtuando la experiencia del nacimiento, y generando riesgos innecesarios para la madre y el bebé.
Isabel F. del Castillo
7 comentarios
oscar -
óscar
jk -
http://www.mujeractual.com/sociedad/mujeres/30.html
oscar -
juancar, vuelves a caracena este sábado? si Gonzalo es quien pienso, dale saludos de parte de óscar, el novio de irene.
y un abrazo!
juancar347 -
Joanna -
el de tiermes -
Joanna -
Yo quisiera (algún día) dar a la luz en el agua, algo mucho más natural para el bebe que sale del líquido elemento y claro que de pies-cuclillas...
Pero en esta vida con prisas preferimos que sea rápido y lo menos doloroso posible sin ver los perjuicios que eso tiene. Es algo demasiado especial para dejarlo en manos de un desconocido que ni siquiera sabe el nombre de la madre....