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golosinas - I

golosinas - I

Las latas de chicharro en escabeche se encontraban en el estanco de María y Emiliano, dos hermanos que ofrecían de todo, además de tabaco y sellos. Íbamos de niños a hacer los encargos de nuestras madres, llevábamos la botella vacía de gaseosa y pagando la diferencia volvíamos con una llena. Mientras esperábamos la vez las estanterías de la pared del fondo nos ofrecía toda suerte de mercaderías en ordenada confusión.: zapatos deportivos, bolsas de agua caliente, botes de refrescos, pilas de petaca o latas de chicharro. El mundo en 7 metros de ancho por 2 de alto, un retablo que poco tenía que envidiar a los badulaques actuales. Aunque sin duda la estrella era el cofre de las chucherías. En uno de los extremos del mostrador había una caja de madera que nunca se dejaba abierta. Cuando acababas la compra y uno de los dos hermanos te estaba a punto de dar las vueltas, miraba de reojo la caja por ver si las preferías en especias. Entonces se abría el cofre del tesoro. Moras y nubes de azúcar, polvos pica-pica que estallaban en la lengua, piruletas, almendras garrapiñadas, pipas, quicos y la estrella del verano en que estrenaron V -aquella serie de extraterrestres lagartos que venían a la tierra en busca de alimento- golosinas con forma de ratas para imitar a Dyana y a sus secuaces dándose uno de sus apestosos banquetes.

2 comentarios

Joanna -

Habia un sitio parecido en el pueblo de mi padre, que recuerdos!!! Había de todo en ese sitio tan pequeño y todo lo tenías que pedir, y las golosinas....manjares de la infancia.

Diario de un burgense -

Muy buenos recuerdos, me has transportado a la decada de los 80 como si fuera ayer.
Saludos.