Predicar en el desierto
Lo que son las cosas: hace 30 años la España fascista se desintegraba ante la agonía de Paquito el chocolatero, también conocido como Franco, mientras la colonia del Sahara Occidental se desmantelaba a todo correr y sin orden bajo la presión del reino alauita. La inminente independencia de los saharauis se vio arrollada por una marcha que de verde sólo tenía el color de los tanques y soldados entre la población civil. España se limpió las manos al más puro estilo Pilatos, y dejó que Mauritania y Marruecos se disputaran un territorio donde el rey (sí, sí, el nuestro, ese tierno abuelito) había prometido poco tiempo antes a sus habitantes, plena soberanía. El Frente Polisario dejó de ser un grupo terrorista contra los intereses españoles en el Sahara, para pasar a ser un ejército en guerra con dos países. Mauritania se retiró, y Marruecos sigue ahí, haciendo gala de una represión que haría enrojecer al mismísimo Paco. ¿Y España? A lo suyo. Parece más importante levantar alambradas en Ceuta y Melilla o arañar unas cuantas millas de mar para la pesca. Cada uno vela por sus intereses, pero leñe, ¡un poco de seriedad!
Y bueno, ¿todo esto a qué viene? Pues que ahora se han cumplido 30 años de tan infame momento para la historia de España y se montó una mani con autobuses fletados desde todo el país. De 20 a 30 mil personas entre Atocha y la Plaza Mayor de Madrid. Y digo yo que este blog lo lee poca gente, pero menos todavía habrán leído las reseñas que la prensa publicó sobre semejante acontecimiento. Hurgando, hurgando logré encontrar alguna nota de agencias (no iban a poner un reportero propio cada periódico), y en la tele ni media palabra. No les culpo, 8 millones de manifestantes según el médico, el cura y el alcalde, se manifestaron ese mismo día en contra de la LOE.
Sé que es reducir las cosas, pero yo me siento un poco como los saharauis, arena en el desierto proclive a suspirar aquello de no somos nada, como la canción de la Polla Records, ¿se acuerdan? Somos los hijos de los obreros que no pudisteis matar, somos los hijos de los que perdieron la guerra civil
¡No so-mos na-da! Y por el contrario, los tropecientos miles de millones que se pasearon por la tarde en los madriles al son de la COPE si que eran alguien, eran los otros, como en la peli de Amenábar.
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Anónimo -
jgobrero -