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Una tarde en el Prado - I

Una tarde en el Prado - I

El Mal de Stendhal en el Museo del Prado, como en las Estaciones del hombre, es una dolencia que me alcanza sin remedio cuando me pierdo en un laberinto cualquiera donde se acumulen las obras de arte. El mal de Stendhal no es una enfermedad preocupante, el término se acuñó para describir la crisis nerviosa que vivió Stendhal en uno de sus viajes por Italia, concretamente en la basílica de la Santa Croce, en Florencia, tras una exposición continuada al sol del arte, como si las esculturas de Miguel Ángel, la arquitectura renacentista, o los lienzos de tantos maestros italianos juntos, afectara los sentidos más que los rayos ultravioletas del astro sol. Digamos que es una enfermedad de la que no hay que preocuparse demasiado. Hoy en día el hombre moderno, turista, más que viajero, sufre más por el estrés de unas vacaciones a golpe de pito para completar el programa de visitas, que por deslumbrarse ante los pechos de una afrodita de mármol, pongamos por caso. Estresan más el tráfico y las campañas electorales, y si a eso sobrevivimos, es que tenemos estómago. Pero es una dolencia que no está de más conocer, porque no ocupa lugar, y porque nos puede ser útil para ahorrarnos alguna visita cultural que por H o por B, nos dé franca pereza. ¿Que te invitan al fútbol? Uy, perdona, es que tengo el mal de Ronaldinho.

1 comentario

Lima -

...que te invitan a los toros? si es que me pongo fatal, no sabías que tengo el mal de Frascuelo