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Tiermes

Ajuares - IV

Ajuares - IV

Pero no sólo el diablo cunde para contar historias. En un artículo que me pasó Joanna se pone de manifiesto que las tumbas halladas en la necrópolis de Carratiermes no se ordenan arbitrariamente sobre el terreno. Tanto los restos humanos como los distintos elementos del ajuar funerario señalan al norte, lo que permite suponer que nuestros ancestros arévacos tenían ciertos conocimientos de la bóveda celeste.
Lo del ajuar es una palabra que siempre me ha hecho gracia, porque de asociarla al conjunto de ropas y enseres que se van recopilando durante la soltería para llegar a la boda con solvencia como para formar un hogar, llegamos a la otra acepción, la de la selección de los objetos íntimos que deben acompañar al difunto para llegar en condiciones a la otra vida. No, no es que esté comparando el matrimonio con la muerte, en todo caso tal comparación tendría sentido si se considerara que tras la muerte (o tras el matrimonio) da comienzo otra vida, la del alma, libre ya de sus despojos carnales a la que, sin embargo, nos empeñamos en amarrarnos con broches, dagas y collares, como si la parca y las deidades fueran a tener en consideración el origen humilde o noble del cesante terrenal. Aunque si lo pensamos bien a estas alturas seguimos sin saber nada de lo que hay después, así que ¿por qué dejar en el terreno de los vivos lo que tal vez pueda ser útil del otro lado del Estigia? Los faraones egipcios, algo menos humildes que mis paisanos del Tiermes celtíbero, erigían pirámides y tumbas espectaculares con trampas para persuadir a los bandidos de intentar quitarles lo que habían conseguido con el sudor [sic.] de su frente, y se mandaban enterrar con tinajas llenas de perfumes, joyas y oro, con ricos alimentos para no pasar apetito en los ratos de espera, con sus mejores caballos, sus mascotas de compañía y, cómo no, sus concubinas, esposas y esclavos, no fuera que en el más allá no tuvieran un buen servicio.
Ya lo dice el refrán, genio y figura hasta la sepultura.

3 comentarios

Joanna -

Pues imagínate, aunque si te soy sincera si fuera para trabajar me decantaría más por algún templo mesoamericano o algún nivel de las ciudades subterráneas de la Capadocia...para gustos.
Hace años si que me gustaba mucho Egipto, no es que ahora no lo haga, pero hay mucho más.
Pero seguro que disfrutaré como una enana, y si me encuentro con alguna excavación y me aceptan allí que me quedo jjaja.

el de tiermes -

vaya, vaya, felicidades por el viaje. para una futura arqueóloga egipto debe de ser como la Meca, ¿no?

Joanna -

Jeje a mi también me pasó lo de asociar los significados de dicha palabra.
Creo que en esencia es lo mismo "ofrendas" para otro tipo de vida que no conoces. Por cierto hablando de los egipcios y sus pirámides, me voy para allá en un mes y pico, que ganas....